domingo, 30 de noviembre de 2014

Lateralidad I

¿Diestro/a o zurdo/a? La tendencia general cuando se trata la lateralidad es centrarse en el uso dominante de una mano sobre otra, en concreto en la escritura. Sin embargo, al igual que las manos, el cuerpo humano cuenta con otros miembros simétricos cuyo uso predominante marca también la lateralidad de una persona: ojos, piernas y oídos. ¿Sabías esto? Nos adentramos en profundidad con la entrada de hoy.

¿Qué es la lateralidad?

La lateralidad hace referencia a la predilección que nace de manera espontánea en un ser vivo para utilizar con mayor frecuencia los órganos que se encuentra en el lado derecho o en el lado izquierdo del cuerpo. 

Ésta es consecuencia de la distribución de funciones que se establece entre los dos hemisferios cerebrales, de la que depende la utilización preferente de un lado o el otro del cuerpo (derecho o izquierdo) para ejecutar determinadas respuestas o acciones.

En los seres humanos, existe un número más elevado de diestros (usan más el lado derecho) que de zurdos (usan más el lado izquierdo). 

¿Por qué es tan importante? ¿en qué nos afecta?

A lo largo de la etapa educativa, el desarrollo de la lateralidad constituye un problema tradicional del ámbito de la educación física, sin embargo afecta al desarrollo de habilidades tan importantes como la lectura y la escritura

Es por ello, que su trabajo comienza en Educación Infantil y que va avanzando en Educación Primaria hacia el desarrollo de una lateralidad de acuerdo a las características de cada individuo.

Debemos entender la lateralidad como una función compleja ya que gran parte de nuestro cuerpo se articula de forma doble: dos ojos, dos oídos, dos orejas, dos pulmones, dos riñones, etc. Nuestro cerebro controla todo este complejo sistema dual, integrando la diferente información sensorial, orientándonos en el espacio y el tiempo y, en definitiva, de interpretando eficientemente el mundo que nos rodea. 

Tipos de dominancia y lateralidad


Como acabamos de comentar la dominancia no es sólo cosa de  manos (manual) y pies (podal), ya que también afecta a ojos (ocular) y oídos (auditiva).  De este modo, podremos encontrar niños/as que empleen con mayor frecuencia, preferencia o facilidad la derecha o la izquierda en cualquiera de los casos:
- Dominancia manual: ejecutar acciones como coger objetos o escribir, esa sería la mano dominante.
- Dominancia podal:  efectuar acciones como chutar una pelota, mantenerse en pie con sólo una pierna, etc. ese sería el pie o pierna dominante.
- Dominancia ocular: aunque ambos ojos son necesarios para configurar una imagen correcta, siempre hay uno que se prefiere para mirar por un catalejo o apuntar con una carabina, ese es el ojo dominante.
- Dominancia auditiva: se refiere a la tendencia a escuchar más por un oído que por el otro, por ejemplo, al coger un auricular, un teléfono móvil, de ese modo, ese sería nuestro oído dominante.

Por otro lado, encontramos los tipos de lateralidad. Éstos hacen referencia a la forma en la que se encuentran distribuidos nuestros segmentos dominantes en nuestro cuerpo, de modo que:
- Lateralidad homogénea: cuando mano, pie, ojo y oído ofrecen una dominancia en el mismo lado ya sea en el lado derecho (diestro) o izquierdo (zurdo). 
- Lateralidad cruzada: cuando existe una lateralidad distinta de la manual para pies, ojos u oídos (por ejemplo mano derecha dominante con dominio del ojo izquierdo).  
- Lateralidad contrariada o forzada: en los casos en los que el niño ha invertido en un miembro o más su tendencia natural (por ejemplo niño zurdo que se le ha forzado a aprender a escribir con la derecha).
- Lateralidad mixta: designa a aquellos individuos que presentan heterogeneidad en alguna o todas las lateralidades (p.e. algunas actividades se realizan con una mano y otras con la contraria).
- Ambidextrismo: señala a aquellos sujetos que son igualmente hábiles con cualquiera de las dos partes del cuerpo (derecha-izquierda) para efectuar algunas actividades, por ejemplo, escribir con cualquiera de las dos manos. Es poco habitual y no implica que los ambidiestros no exhiban una mayor predisposición a usar un cierto lado de su cuerpo.

¿Cómo se aprende o se desarrolla la lateralidad? 

Desde el nacimiento hasta los seis años, la lateralidad se desarrolla en distintas fases. En las primeras, de 0 a 2 y de 2 a 4 años, el niño no tiene definida una tendencia predominante, puede alternar un lado y otro para realizar sus actividades diarias. A partir de los 4 años y hasta los 6, comienza a definir la dominancia en sus gestos automáticos y en procesos sencillos como coger el lápiz o jugar a la pelota.

A los pequeños/as que no lo hagan, duden o no se manifieste una decisión clara, podremos facilitarle la definición inclinándole hacia donde tenga más facilidad, por ejemplo, intentar que utilice siempre la misma mano para dibujar, para comer,... Esta intervención nuestra no debe generalizarse si no es necesario, es decir, si en las otras acciones ya hay una definición por parte del niño. De esta manera, podemos evitar una lateralidad mixta y tener un cierto dominio para la realización de las diferentes actividades, cuestión que parece ser preferible a una falta total de lateralización.

De todos modos, es importante recordar que la prevalencia del lado derecho, no es sólo cuestión de la biología. La cultura se ha encargado de reforzar dicha tendencia a través de diversos mecanismos: en nuestra lengua, por ejemplo, el término siniestra (derivado de un vocablo latino que se traduce como “a la izquierda”) tiene una connotación negativa y por tanto, anteriormente se tendía a forzar hacia el uso la derecha.

Como comentamos anteriormente, si un sujeto es obligado a emplear la mano contraria a la que elige de forma natural, estamos ante un caso de lateralidad forzada. Aunque podamos pensarlo, no sería lo mejor para el niño/a, ya que tenemos que dejarles que puedan hacer las acciones con la mano que prefieran para cada ocasión.

Más información
Para más detalles puedes continuar leyendo la entrada Lateralidad II o acudir a alguna de las fuentes consultadas:

sábado, 15 de noviembre de 2014

Educar para saber perder

Precisamente desde la página que os mencionaba al final de la última entrada, la escuela de padres de Educapeques, os traigo esta nueva entrada con algo tan importante en el desarrollo emocional y psicomotriz de los niños/as como es SABER PERDER.  Aquí puedes leer el artículo completo.

A continuación, os hago un pequeño resumen, de la que me parece una de las enseñanzas más importantes que aporta nuestra área al desarrollo integral de los niños/as en edad escolar.

  
¿Porqué es importante que aprendan a perder?

Es común que los niños/as al jugar o competir, si no ganan se enfaden mucho y reaccionen con rabietas y malas actitudes. Por ello, es fundamental que aprendan a perder, que asuman que no siempre ganan, que sean capaces de gestionar la derrota y la frustración que esta conlleva, les ayudará para su autoestima y para no rendirse en futuras ocasiones.

Resulta imprescindible que vean cada situación como una oportunidad de aprendizaje.

Deben ver que perder no es malo, que nos sirve para aprender que hicimos mal, asumir que como personas a veces hacemos cosas mal (no somos perfectos), pero que podemos aprender y mejorar lo que hicimos mal. Y sobre todo que en muchas ocasiones no importa si se gana o se pierde, que lo importante es disfrutar de la actividad y cooperar con los demás para que ésta sea divertida o para lograr un fin común, como puede ser pasar un buen rato con amigos y familiares.

Ganador es aquel que sin importar el resultado, disfruta de la actividad, coopera, aprende de lo que ha hecho y no se rinde ante una derrota o un obstáculo. Los fracasos son comunes en la vida, pero para lograr el éxito y la felicidad, debemos asumirlos como parte del camino a recorrer, además son importantes para aprender a ganar.

Algunos de los beneficios principales que nos reporta este aprendizaje son los siguientes:

1. Si aprenden a perder, su autoestima se protege y se refuerza ya que no ven la derrota como algo personal, una falta de capacidades o de valía personal.

2. Contribuye a mejorar sus habilidades sociales

3. Fomenta la perseverancia y la capacidad de esfuerzo.

4. Aprenden a no centrarse en el éxito o fracaso, sino en la actividad en sí misma.

5. Comprenden el valor de la posibilidad de cambio y de mejora y, lo más importante, que esto depende de uno mismo.

6. Crecen sabiendo que el fracaso y la frustración son partes irremediables del camino, pero no insalvables. Aprenden a manejar y gestionar estas situaciones.

7. Aprenden a ser cooperativos y no tan competitivos.


¿Cómo conseguimos que aprenden a perder? 

Aquí tenéis algunos consejos de cómo conseguirlo. En clase los aplicamos todos los días para ir aprendiendo poco a poco, ya que no es algo que se consiga de la noche a la mañana.

1. No le evites la frustración. 

2. Déjale que gane de vez en cuando, así experimentará ambos sentimientos.

3. Dales ejemplo. 

4. Pon limites a su enfado (no es bueno dejarle que grite, que patalee, que este de morros…)

5. Hazle ver los beneficios de participar.

6. No alabes al ganador y ridiculices al perdedor, ni permitas que ellos lo hagan. 

7. Refuérzale cuando pierda y no se enfade. 

8. Enséñale a manejar la derrota. 
9. Educa en la perseverancia (la derrota no debe llevarnos al abandono). 

10. Muéstrale que un fracaso, que una derrota no es algo negativo, que es una oportunidad de mejorar, porque existe la posibilidad de cambio y de aprendizaje.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Normas en positivo

A veces no entendemos como pueden existir problemas en clase al cumplir las normas. Son fáciles, concisas... NO se puede hacer esto, NO se puede decir lo otro, etc. Puede ser que la forma de plantear las normas no sea la más adecuada. A continuación os propongo una idea innovadora que lleva un tiempo rondando en los centros educativos.

Esta propuesta trata de acercar la escucha, el disfrute basado en las diferencias, el creer en uno mismo, el respeto (por uno mismo y hacia los demás) y la responsabilidad del alumnado en POSITIVO. Se acabaron los NO en las normas de clase y llegan las nuevas normas:

1. Listen to instructions: escuchar las instrucciones es fundamental para después poder producir una idea propia, escuchar los parámetros para trabajar y ser más autónomos, cuando conocemos la información somos más capaces.

2. Enter and exit prepared: entra con ganas a clase, ¡cada día es único, diferente, motivante y emocionante! No temas a equivocarte disfruta de todo lo que se te ofrece en el aula, cuando salgas tendrás una gran batería de competencias para enfrentarte al mundo y ser más feliz.

3. Always try your BEST: dalo todo, se tu mejor tú, no dejes nada para después, para mañana. Si crees en ti, sentirás como si el cielo no existiera. Puedes llegar todo lo lejos que te propongas.

4. Respect yourself and others: trata a los demás como te gustaría que te traten a ti mismo, cuídate y cuídalos, ama las diferencias, ser diferentes es lo que nos enriquece. Respeta tu trabajo, capacidades, habilidades, compártelas y haz lo mismo con todos los demás.

5. No excuses: no valen excusas, se responsable con tu toma de decisiones, para bien o para mal son las que tú has decidido. Muchas veces cuando nos equivocamos es una gran oportunidad para aprender.

Si te fijas bien, con la primera letra de cada una de estas 5 normas se forma la palabra LEARN, que significa aprender en inglés, justo la parte más importante del proceso de enseñanza-aprendizaje que llevamos a cabo en clase tod@s l@s maestr@s.

La disciplina positiva puede ser trabajada tanto dentro como fuera del centro educativo. ¿Cómo? Echadle un ojo al enlace y veréis alguna pautas sencillas que nos ofrece la escuela de padres de Educapeques.